La noche era gélida, o al menos eso le parecia. El viento cortaba su rostro como una afilada cuchilla. Salió del coche con la vaga esperanza de que alguien pasase en en ese momento y le pudiese ayudar.
¡Dios!!! - ¡cuanto necesitaba esa ayuda que nunca supo pedir!!Pero estaba en medio de ninguna parte y sus pensamientos no le habían permitido fijarse en que dirección había conducido. No era el frió lo que calaba su cuerpo, sino un sudor aun mas frío que de repente cubría su cuerpo debido al miedo subito que empezo a sentir.
¡Dios!!! - ¡cuanto necesitaba esa ayuda que nunca supo pedir!!Pero estaba en medio de ninguna parte y sus pensamientos no le habían permitido fijarse en que dirección había conducido. No era el frió lo que calaba su cuerpo, sino un sudor aun mas frío que de repente cubría su cuerpo debido al miedo subito que empezo a sentir.
No había nadie, ¡absolutamente nadie!.
Comenzó a caminar alejandose del coche, aunque no sabia muy bien hacia donde se dirigia, pero pronto el coche quedo atrás. Mientras caminaba, de repente, por su mente comenzó a desfilar una serie de recuerdos ya olvidados, o que al menos, creia olvidados.
Tenia la sensacion de recordar el mismo dia en que vio la luz, ese olor del paritorio, su primer llanto pronto aplacado por su madre. Las grandes y pequeñas decepciones de su infancia, y los pequeños detalles que de esa época guardaba en su corazón. Su primer amor, el primer beso de su turbulenta adolescencia. Ese desamor que le había marcado tan profundamente, que pensó que nunca volvería a sentir nada por nadie. Aquella paliza propinada sin motivo aparente por un padre al que había odiado desde ese mismo momento.
-¿como había llegado hasta aquí?, - Volvió a escuchar en su cabeza.
-Luchando, joder, luchando cada maldito día de mi vida - gritó, pero no había nadie que le escuchase.
Apoyo sus cabeza entre sus manos, y comenzó a llorar.
No se sentía nada bien. Su corazón latía con fuerza, sin control. Su cuerpo temblaba a causa del frío, o ¿era a causa del miedo?. Sus manos... sus manos, no era capaz de controlar su temblor. se dirigió de nuevo hacia el coche, su único y precario refugio.
Tantos malos recuerdos se agolpaban por salir de su cabeza, que esta parecía estallar por la presión, pero no podía evitarlo. tambaleándose, se introdujo de nuevo en el coche.
Pero ¿porqué solo era capaz de recordar claramente los palos que le había propinado la vida, y los "buenos recuerdos" estaban tan difuminados?, es que acaso ¿solo se aprende de lo malo?.
No sabia si debía volver a su pasado y volver a atormentarse, o si debería continuar (como decirlo correctamente) escapando, pero ¿escapando de que?.
De repente, comenzó a sonar el móvil, no necesitaba ver de quien era la llamada, reconoció la melodía asignada a esa persona, tormento de sus últimos años.
-¿que demonios querrá ahora? - pensó en alto, pero nadie contestó.
Se quedo mirando la pantalla iluminada con ese nombre, y escuchando la canción (Bon Scott cantaba a pleno pulmón Highway to Hell) incapaz de responder. Ni siquiera era capaz de rechazar la llamada. Súbitamente cesó el sonido, y el silencio de nuevo le envolvió. Ese silencio que se le hacia insoportable.
No había contestado la llamada, porque no era precisamente la persona con la que quería hablar en estos momentos. pero era incapaz de llamar a esa persona con la que necesitaba hablar, que sabia lo que sentía por dentro sin apenas conocerla, que con un solo silencio comprendía sus sentimientos.
Por momentos sentía una gran desesperación, pero tan pronto como desaparecía lo que sentía era una enorme liberación.
¿Sentirse libre? ¿que era eso? Un sentimiento que creía haber perdido, como tantos otros, pero realmente los había perdido o se los habían quitado.
Continuaba pensando pero no conseguía poner sus ideas en orden, o por lo menos en un orden logico...
la noche cada vez era mas oscura y fría ¿ conseguiría volver a ver amanecer....? (continuará)
Texto y fotografía: Alberto L. Lorente
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