Tristeza por un condenado

Hoy estoy muy triste porque once años después de cometerse un crimen se ha condenado a un inocente.

Se ha condenado a un barco como único culpable del desastre ecológico mas grande de la historia de Galicia

ÉL fue culpable de que le dejasen salir a navegar en su estado. Culpable de la irresponsabilidad por su parte de no haber dicho a su jefe: -Revísame, que no estoy en condiciones de navegar a pesar de lo que digan los médicos.

ÉL fue culpable por no pedir ayuda cuando herido se sintió y la herida se le abrió comenzando a sangrar levemente.

ÉL fue culpable de escapar de la costa española buscando refugio en la portuguesa.

Él fue culpable de no avisar que no eran unos hilillos de plastilina lo que perdía por su herida, sino su negra sangre brotando a borbotones.

ÉL fue el culpable de que una marea humana de voluntarios tuviésemos que limpiar su sangre derramada por nuestra costa.

ÉL fue el único culpable.
Pero no, la desidia, la incompetencia, la temeridad, la mentira humana, esa no se condena.
Hoy he perdido la poca fe que tenía en la justicia.

Pobre barco, él que murió ahogado en el mar, no ha podido defenderse de la mentira humana, y habiéndole encontrado culpable, queda abierta la puerta para que aquella tragedia vuelva a repetirse.

¡¡¡NUNCA MAIS!!!

Texto e ilustraciones: Alberto L. Lorente