Si hace unos meses alguien me hubiese dicho que acabaría
siendo la lectura recomendada en un club de Lectores de una escritora, un
viernes que podría haber sido como uno de tantos, pero cuya fecha se me quedara
grabada a fuego en la memoria (21 de Marzo de 2014), le hubiese dicho a ese
alguien: “¿acaso estas jarto de vino?”
el post del pasado viernes. |
Cuando ese alguien, amigo común en las redes sociales, me
aconsejó que solicitase su amistad, que hablase con ella y le pidiese consejo,
no con estas palabras exactas pero le repetí: “sigues jarto de vino, ¿no?”.
Yo, que me encontraba perdido, con un libro de poemas recién
publicado y, todo hay que decirlo, muy mal aconsejado por una de estas
“editoriales” que te ofrecen publicar en papel a cambio de una, en principio,
pequeña suma de dinero que no posees. Eso sí con el apoyo de tres personas a
las que siempre estaré agradecido por animarme a publicarlo (dejare las
vicisitudes de esta publicación para otro día) y confiar ciegamente en mis
posibilidades.
Os contaré que este amigo común me dijo, quizá no
exactamente con estas palabras pero si aproximadas (Esto es una dramatización
de sus palabras pues no me acuerdo de las exactas):
Yo: -Ya no sé qué hacer para promocionar el libro.
Juan: -¿Conoces a Mercedes Pinto Maldonado?
Yo: -No, no la conozco.
Juan: - Pues deberías. Mándale solicitud de amistad. Habla
con ella, pídele consejo, fíjate en lo que hace, en los grupos en los que está…
Yo: - Intentaré seguir tu consejo…
Ni que decir tiene que lo único que hice fue solicitarle
amistad, me acerque a ella de puntillas pues uno tiene ese prejuicio de que un
escritor es un ser que habita un par de escalones por encima de los demás
mortales y cree que los aprendices de serlo sólo somos como abejas revoloteando
alrededor de la miel. Afortunadamente pronto me di cuenta de que esto no era
así, es más, de ella he aprendido, aunque nunca me lo haya dicho con estas
palabras, que nunca hay que dejar de ser aprendiz y que hay que aprender
siempre de todo lo que te rodea, tanto personas como situaciones.
Como decía, me acerque de puntillas, seguía sus pasos desde
la distancia, leía sus publicaciones en su blog, donde compartía sus
experiencias como escritora y no solo como persona que junta palabras para dar
forma a una historia, sino también las historias que había detrás de cada
publicación, es decir, la trastienda del mundillo editorial, cosa que para un
novato como yo ha sido muy importante. Vivencias y experiencias que, en cierto
modo, he hecho mías.
Por esos días compré (con esfuerzo, a pesar de su bajo precio)
una novela titulada “Maldita” en principio atraído por el título (¿Cuán
importante es un título ¿verdad Mercedes?) y recomendado por una amiga (¡gracias
amiga mía!) que hacía poco tiempo la había leído y he de reconocer que en un
primer intento me quedé en los primeros capítulos dejándola “aparcada” para
mejor ocasión. Siempre me he fiado de mi instinto en lo que se refiere a la
lectura y si las dos primeras páginas no me enganchan, el resto no lo haría y
continué con otras lecturas que también dejaron en evidencia esta especie de
instinto (está claro que vamos cambiando) ya que, o me había convertido en un
ser muy exigente y raro en lo que a lectura se refería (no lo creo) o este
instinto del que presumía se había esfumado y no paraba de equivocarse.
Yo seguía en la sombra, siguiendo sus pasos, acechando en la
oscuridad, hasta que un día (aún no existía el club de lectores de Mercedes
Pinto) no recuerdo bien donde, surgió el ofrecimiento por parte de Mercedes, de
que quien no hubiese leído “La última vuelta del scaife” se pusiese en contacto
con ella de forma privada. Para mi sorpresa me encuentro con el enorme regalo
que ella me hizo y fue un ejemplar digital del libro, para que pudiese leerlo.
De nuevo, Gracias Mercedes, no solo por regalarme el libro, sino porque también
me diste la posibilidad de comentarlo, tanto en público como en privado,
contigo e incluso ¡estabas preocupada por mi opinión sobre el libro, ¡mi
opinión! ¡La de un humilde y desconocido lector!
Llegados a este punto se crea el grupo de lectores de
Mercedes Pinto, con Cita Franco (otro día tendré palabras para ti) a la cabeza
y al abrigo de una futura presentación en papel de “maldita”. Después de leer
“La última vuelta del Scaife” decidí que era el momento de la segunda
oportunidad de “maldita”, la cual después de “la última vuelta del scaife” tome
con otra perspectiva y deje atrás ese instinto que ya no me servía y me sumergí
en una historia que esta vez me cautivó desde la primera palabra, llegando a
participar de una manera más activa en el grupo de lectores y en la
presentación el pasado 14 de marzo de 2014 en Madrid de la edición en papel,
aun desde la distancia y que por mi parte consistió en la publicación de un
poema inspirado en la novela, hasta ese punto me cautivó.
Y por eso Mercedes, y por tus palabras del pasado viernes,
quiero darte las gracias desde aquí. Pero no solo por eso, que hiciste que me
sintiese grande entre los grandes por un día, sino también por ser como eres,
por ser tan cercana a tus lectores a los que perdemos la timidez de acercarnos
a ti. Por hacerme ver que no hay que dejar de ser aprendiz y gracias por la
confianza depositada en mí, porque en estos momentos que nos toca vivir, eso no
es fácil, ni darla ni que te la den.
¡¡GRACIAS MERCEDES!!
Amigo Alberto, soy yo la que te está y te estará siempre inmensamente agradecida, porque siempre muestras, a pesar de tus pesares, tu cara más amable con los amigos, porque siempre pones música a nuestras vidas.
ResponderEliminarGracias.