Igual pensabais que os había abandonado, y yo también lo había pensado (me refiero a abandonar esto) pero creo que es de justicia seguir gritando lo que yo considero que tiene que ser gritado.
El hecho de abandonar se me paso por la cabeza, ya que durante este último mes las noticias de la situación tanto social como económica de este nuestro país se iba deteriorando de tal forma que no me dio demasiado margen para la reacción.
Pero que gran engaño es el que estamos sufriendo, y el hecho de que denominen ciertos aspectos de nuestra existencia con unos términos tan disparatados que piensan que así estaremos más tranquilos.
Analicemos estos términos:
Devaluación competitiva de los salarios: de esta forma tan “suave” pretenden decirnos que es necesario que nos bajen los sueldos para ser mas competitivos, pero claro para un simple currito esta “devaluación” supone atravesar la frontera entre poder comer caliente todos los días o no, poder vestir dignamente a sus hijos o no, en definitiva pasar de vivir a sobrevivir, en esta sociedad.
Debido a que atravesamos una época de severa desaceleración son necesarias reformas o ajustes: que no viene a ser otra cosa que, estamos en una crisis muy profunda (por no llamarlo recesión, no seamos alarmistas por favor) y hay que hacer recortes, y en estos últimos es donde hay mas términos “suaves” que se han inventado para tratar de engañarnos:
Recargo temporal se solidaridad: esto fue como denominó nuestra vicepresidenta, la gran admirada Soraya, a la subida del IRPF, o sea que tenemos que seguir pagando el pato los de siempre, por que seamos claros tratan de engañarnos diciéndonos que es solidario porque nos afecta a todos por igual…. MENTIRA, es muy simple, Soraya, si yo ganase al mes (por poner un ejemplo) 4.000, ¿Qué coño me importa que me suban 2 puntos el IRPF? ¿Cuánto me supondría eso al mes? ¿300 euros menos? Claro que me jodería, pero podría vivir sin problema, pero si si gano (ojala lo ganase) en el mejor de los casos 900 euros al mes (repito, en el mejor de los casos) ¿Cuánto puede suponer que me suban el IRPF? Pues que si ya con dificultad llegaba a fin de mes, ahora llegaré con dificultad al día 20 de mes y no me vale esa dicho que dicen muchos de que cuando hagas la declaración de la renta ya te devolverán lo que pagaste de mas…. Y UNA MIERDA, yo lo necesito ahora y no dentro de nueve meses.
El uso persuasivo del lenguaje forma parte del discurso público desde que este existe y se mueve en esa delicada frontera entre el maquillaje y la máscara. Pero el uso de los eufemismos se intensifica en tiempos de crisis, esas épocas de malas noticias y su abuso puede rayar en lo cómico o lo grotesco, y el mayor problema de usar estos términos es que con el tiempo pierden su efecto, pero no temáis si esos ya no funcionan, tengo claro que alguno nuevo se inventaran.
Si no que me expliquen este: Crecimiento negativo ¿Qué significa? ¿Que crecemos como los arboles? Cuando hace buen tiempo hacia arriba, pero cuando vienen mal dadas buscamos el agua con las raíces, lo mas profundo que podamos. Hablar de crecimiento negativo es el colmo de todo esto, es una antífrasis que representa el absurdo, es como decir frío caliente. Los poetas sí pueden jugar con eso y hablar de soledad sonora, pero un político no nos puede engañar de esta manera.
Pero los tecnicismos también pueden convertirse grandes aliados de este lenguaje edulcorado. Los expedientes de regulación de empleo (ERE´s) como forma de referirse a los despidos colectivos de una empresa son un buen ejemplo. Otro es el “concurso de acreedores”, que fue la forma que la ley de 2003 escogió para referirse a la antigua suspensión de pagos de las empresas, mucho más cruda y explícita. O como hace poco, la compañía aérea Spanair anunciaba que dejaba de operar y dejaba a miles de usuarios en tierra, por “falta de visibilidad financiera”, es decir, que no tenía dinero y no lograban que nadie se lo diera.
Lo dicho, las épocas de crisis nos pueden llevar el abuso de los eufemismos al límite de lo cómico o, a veces, de lo cínico, pero debemos revelarnos contra ello, no dejemos que nos engañen, y como siempre se dijo, ¡Hay que llamar a las cosas por su nombre! ¡Al pan, pan y al vino, vino! ¡Y dejarse de caralladas!
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